Una capacidad fundamental que debemos tener los padres, y que cumple un papel importantísimo en el cuidado respetuoso de nuestros hijos e hijas, es la capacidad de atención.
Esto si bien lo sabemos, se nos olvida aplicarlo.
Tiene que ver con el poder leer a nuestros hijos e hijas. El prestar atención a cómo reacciona, cómo actúa, su expresión facial y también su actitud corporal cuando se enoja o esta triste, o cuando esta estresado.
Prestando atención a todo esto podremos anticiparnos a cómo va a reaccionar ante ciertas situaciones o ciertas personas, y conocer su temperamento.
Cada niño o niña tiene su propia manera de reaccionar y actuar, diferente a las de sus hermanos o amigos.
Como padres debemos desarrollar la habilidad de prestar atención a sus diversos aspectos corporales, faciales, temperamentales, emocionales y conductuales.
Una vez que logramos prestar atención a esas reacciones, podemos comenzar el camino a entender a nuestros hijos e hijas, a sintonizar y a descubrir que nos pasa a nosotros como adultos con esas reacciones de nuestros niños, para más tarde poder ayudarlos a calmarse.
Como bien lo explica Lecannelier en su libro A.M.A.R, el adulto debe mirar al niño o niña, pero no de manera superficial, sino que con atención e identificar algunos rasgos que después nos permitan inferir qué es lo que le ocurre, qué es lo que necesita y qué nos esta tratando de expresar.
Comments